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“El Bibliotecario” de Giuseppe Arcimboldo, 1566

arcimboldo arte renacimiento pintura historia

Giuseppe Arcimboldo (Milán, 1526 – 1593)

El Bibliotecario

ca.1566

Óleo sobre lienzo. 97 x 71 cm.

Palacio de Skokloster, Habo, Suecia

Óleo sobre tela que muestra un supuesto retrato de un bibliotecario o librero pero que en realidad es una total abstracción, porque está formado por un conjunto de libros, papeles y otros objetos cotidianos en una biblioteca, que estan dispuestos de manera que forman la figura de un hombre cuyo brazo aprieta contra su pecho unos libros, como queriéndolos esconder debajo de su capa.

El cuadro es obra de Giuseppe Arcimboldo, un pintor italiano considerado como un rara avis del Manierismo. Se conocen pocos datos de su biografía. De joven se dedicó a diseñar vidrieras de iglesias y otros objetos decorativos, continuando el trabajo de su padre. Cuando tenía alrededor de 40 años, fue invitado a la corte vienesa de Maximiliano II de Habsburgo (Viena, 1527 – Ratisbona, 1576), emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. A la muerte de Maximiliano, cambió su residencia a Praga, trasladándose a la corte de su sucesor, Rodolfo II de Habsburgo (Viena, 1552 – Praga, 1612). Después de 25 años trabajando para la familia imperial, regresó a Milán donde murió en 1593. Ha pasado a la posteridad por sus extraños retratos creados por montajes de objetos, animales o vegetales.

Definir a Arcimboldo como manierista sería un poco forzado, se le adscribe a este movimiento más que nada por una cuestión de las fechas de su vida y obra y, tensando mucho el razonamiento, por la relación entre el mundo natural y el ser humano que desarrollaba en sus obras. Pero si tenemos en cuenta las obras de otros manieristas, como El Greco, Allori o Bronzino, es evidente que poco tienen que ver con sus simpáticos delirios, aunque su manera de pintar fuera totalmente clásica y naturalista. A pesar de lo disparatado de sus creaciones, cada uno de los objetos que componen sus creaciones están pintados con gran virtuosismo y de una forma muy precisa y correcta: realismo dentro de la abstracción.

Es probable que las pinturas de Arcimboldo fueran ideadas como un juego o como un acertijo: la gente veía el cuadro e intentaba adivinar quien era el personaje retratado, no solo por el parecido, sino porque los objetos que lo conformaban siempre estaban relacionados con el mismo, incluso puede ser que algunos de esos objetos tuvieran la función de satirizarlo.

Por la fecha en que está datado el cuadro, seguramente fue pintado en la época en que Arcimboldo era el retratista de la corte del emperador Maximiliano II. La obra fue duramente criticada en su tiempo, como la mayoría de retratos del pintor, porque parece ser que se trataba de una sátira de la ignorancia de la gente rica, que solo compraba libros para que hicieran bonito en las estanterías de sus bibliotecas.

El cuadro formaba parte de una serie de retratos que Arcimboldo hizo de miembros de la corte. Se cree que está inspirado en Wolfgang Lazius (Viena?, 1514 – ¿?, 1565), un humanista austríaco poseedor de múltiples talentos (medicina, física, cartografía, historia…). Se trataba de uno de tantos sabios que poblaban la corte imperial, que, al igual que otras de la época, eran un universo culto y verdadero polo de atracción de grandes artistas y eruditos. Lazius era el responsable de las colecciones imperiales del Sacro Imperio Romano Germánico e historiador oficial del emperador.

El habilidoso Arcimboldo creó los rasgos y la pose del personaje con diferentes objetos habituales en una biblioteca: libros, papeles, puntos de lectura y colas de animales. Hay tal maestría en la disposición de los objetos, que un libro un poco ladeado es la mejilla del señor, y la cinta de su cierre, la oreja, otro ejemplo sería el de los dedos que en realidad son papeles que sobresalen entre las páginas del libro o la cortina que encima del montón de volúmenes se convierte en la capa del personaje. Nunca se puede decir mejor que en este cuadro que se trata de una persona definida por lo que hace y por las cosas necesarias para su trabajo o su vida.

La figura de Arcimboldo fue difuminándose con los años y olvidándose, hasta que en los años 20 del siglo XX fue rescatada por los artistas vanguardistas, sobre todo por los pintores surrealistas, por razones obvias.