LAS COLONIAS INDUSTRIALES
Las primeras colonias industriales se crearon en Inglaterra a finales de siglo XVIII y principios del XIX, durante la Revolución Industrial y se llamaban company towns. Originalmente su objetivo fue el de aprovechar los recursos hidráulicos necesarios para mover las maquinarias de las industrias textiles.
En España el fenómeno empezó en Catalunya a mediados de siglo XIX y en su mayoría se dedicaban al sector textil. Hubo varios factores que influyeron en su creación en zonas rurales:
- La ley de aguas de agosto de 1866 (revisada en 1879). Permitía el uso gratuito de la energía hidráulica y eximía al empresario del pago de los impuestos que gravaban la producción industrial durante 10 años. Esto fue un gran aliciente para que construyeran sus colonias al lado de cauces fluviales, ya que Catalunya era una región pobre en carbón, combustible necesario para hacer funcionar las máquinas de vapor, y su importación encarecía demasiado la producción, haciéndole perder competitividad.
- La ley de colonias de 1868. Pretendía la modernización de las zonas rurales de España, eximiendo a los empresarios del pago de la contribución territorial e industrial por un periodo de 10 a 25 años y del impuesto de consumo. Tambien aceptaba que pudieran ocupar cargos públicos en aquellos lugares donde se establecían, explotar canteras y liberar del servicio militar a sus trabajadores. Esto acabó provocando muchos problemas en los Ayuntamientos donde se establecían las colonias, porque dejaban de recibir ingresos y en muchos casos, acababan asumiendo las deudas y pérdidas de las mismas.
- El Paternalismo Industrial. Las colonias fueron una solución para alejar a las fábricas de las ciudades, debido a la conflictividad laboral y a las crecientes reivindicaciones obreras de las zonas industriales urbanas (aunque con el tiempo esto se demostró inútil, porque en muchas también acabaron habiendo reivindicaciones y conflictos). En ellas se practicaba esta especie de feudalismo contemporáneo en la que los empresarios eran los propietarios de todo el recinto y los obreros perdían parte de su libertad y derechos, sometiéndose a su control a cambio de un trabajo seguro y mejor remunerado que en la ciudad, una casa donde vivir, colegio para sus hijos y alguna que otra asociación para el ocio.
Las colonias industriales catalanas gozaron de su mejor momento durante la Primera Guerra Mundial, aprovechando que, con la neutralidad española, las fábricas intactas producían para los paises en conflicto. Después fueron entrando un lento declive que desembocó en la fuerte crisis de principios de los años setenta, provocando el abandono de la mayoría de ellas.
HISTORIA DE LA COLÒNIA GÜELL
Se fundó en el año 1890. Fue un proyecto en el que se asociaron Eusebi Güell i Bacigalupi (Barcelona, 1846 – 1918) y Ferran Alsina i Parellada (Barcelona, 1861 – 1908), director de la fábrica Güell, Ramis i Cía, más conocida como El Vapor Vell, fundada por Joan Güell en 1840, siendo la primera fábrica textil instalada fuera del recinto amurallado de Barcelona, en el entonces municipio de Sants.
El Vapor Vell tenía una larga historia de conflictos laborales, con sonadas huelgas e incluso atentados contra sus directivos. Además, arrastraba problemas economicos después de un largo período de crisis en el sector textil. Por ello, los Güell decidieron cerrar la fábrica y crear una colonia en la finca de su propiedad de Can Soler de la Torre, al lado de Santa Coloma de Cervelló, a unos 30 km de Barcelona.
En el año 1910, la empresa editó el documento “Colonia Güell y Fábrica de panas y veludillos de Güell y Cía S. en C”, en el que escribía: “Nuestro Director preocupose en gran manera de procurar al obrero atracciones que le retuvieran en su nueva vivienda, alejándole así de los grandes centros de población donde suele encontrar la ruina de su cuerpo y de su alma”, demostrando cuales eran las intenciones de la empresa: acabar on la conflictividad laboral, aislando a los obreros en un entorno rural.
Ese mismo año trabajaban en la fábrica 1.000 obreros y en 1917 unos 1.200. En el año 1920 la empresa adquirió el nombre de Colònia Güell, S.A.. Conforme aumentaba la pobación, Güell iba adquiriendo terrenos circundantes al núcleo original y construyendo nuevas casas. De las 40 viviendas que se construyeron inicialmente en 1891, llegaron a ser 188 en 1918 y cuando la fábrica cerró en 1973, había 306.
En 1934 la empresa atravesó una crisis económica, y se creo una “comisión administrativa” formada por sindicalistas y técnicos que acabó con su colectivización entre 1936 y 1939.
Inmediatamente después de que fuera tomada por las tropas golpistas del general Franco, en enero de 1939, la empresa se devolvió a los Güell, vendiéndola en 1945 a la famíla Bertrand i Serra, que la mantuvo activa hasta la crisis del sector textil de 1973. Su cierre causó un gran impacto social en la colonia, que se había mantenido intacta y sin cambios durante todos esos años. A partir de entonces las casas fueron vendiéndose a sus habitantes, los equipamientos y terrenos de alrededor a instituciones públicas y la fábrica se dividió en partes que compraron diferentes empresas.
¿QUIEN ERA EUSEBI GÜELL?
Nació en Barcelona el 15 de diciembre de 1846. Su padre, Joan Güell i Ferrer (Torredambarra, 1800 – Barcelona, 1872), se hizo rico en Cuba gracias al tráfico de esclavos y a su vuelta a Barcelona invirtió en numerosas empresas, convirtiéndose en un empresario, político y economista muy influyente de la ciudad. Su madre, Francesca Bacigalupiera i Dulcet (Horta, 1823 – Barcelona, 1847), era una noble genovesa que murió pocos días después de nacer Eusebi por complicaciones en el parto.
En el año 1871 se casó con Isabel López del Piélago y Bru López de la Madrid y Lassús (Santiago de Cuba, 1848 – Comillas, 1924), Grande de España, con la que tuvo nueve hijos. Era hija de Antonio López y López, marqués de Comillas, otro magnate que, entre otras actividades, también traficó con esclavos.
Eusebio estudió Derecho, Economía y Ciencias Aplicadas en Barcelona, Francia e Inglaterra y se dedicó también a los negocios, formando parte de los consejos de administración de las empresas de la familia y creando empresas en sectores innovadores, como la Compañía General de Asfaltos y Portland Asland en Castellar de n’Hug.
Al igual que su padre, también se dedicó a la política, llegando a ser regidor del Ajuntament de Barcelona, diputado regional y Senador del Reino. Fue mecenas de las artes y gran amante de la cultura catalana, siendo presidente dels Jocs Florals (1901) y miembro de la Reial Acadèmia Catalana de Belles Arts de Sant Jordi. Escribió artículos en la revista La Renaixença, protagonista del catalansimo tanto cultural como combativo y también publicó varios libros de diferentes disciplinas.
En 1878 conoció a Antoni Gaudí, convirtiéndose en su amigo y principal promotor de obras, a las que su apellido quedó ligado para siempre, como el Park Güell, el Palau Güell, els Pavellons Güell o esta misma Colonia Güell.
En 1901 el rey Alfonso XIII le concedió el título de Conde de Güell por su contribución al engrandecimiento económico de España. En 1918 su familia heredó también el título de Marqués de Comillas. Eusebi Güell murió en su casa del Park Güell, el 8 de julio de 1918 y fue enterrado con todos los honores en el Cementerio de Poblenou.
LA COLÒNIA GÜELL
Eusebi Güell quiso que su colonia destacara sobre todas las demás en calidad y bienestar de sus obreros. Como gran amante de las artes decidió que fueran arquitectos modernistas quienes diseñaran sus edificios, pero les ordenó que mantuvieran los rasgos de la arquitectura popular catalana.
Basicamente tiene la estructura típica de las colonias industriales, consistente en un recinto cerrado dentro del cual se construyó la fábrica y las casas de los obreros, pero tiene algunas peculiaridades que la diferencían de las otras. Güell quiso que el trazado urbanístico siguiera la tipología de un pueblo, en el que estuvieran totalmente separadas las viviendas y los servicios sociales de la zona de producción.
A la entrada de la Colonia se situaba el recinto fabril, compuesto por la factoría y todos los demás edificios y talleres relacionados con ella. Seguidamente había una zona verde, detrás de la cual estaban las viviendas y servicios sociales. El conjunto, de unas 160 hectáreas de extensión, tenía consulta médica, fonda, escuela, teatro, cooperativa, tienda y una iglesia, diseñada personalmente por Antoni Gaudí, que nunca llegó a acabarse. El resto de edificios fueron diseñados por amigos y colaboradores habituales del arquitecto: Francesc Berenguer i Mestres (Reus, 1866 – Barcelona, 1914), su hijo Francesc Berenguer i Bellvehí (Barcelona, 1889 – 1952) y Joan Rubió i Bellver (Reus, 1870 – Barcelona, 1952).
La planimetría del recinto está atribuida a Francesc Berenguer i Mestres (tema complicado porque al carecer de título universitario, todos sus proyectos eran firmados por terceros) y fue delineada por Joan Berdler en el año 1907. Las casas eran amplias y de formar simples. Básicamente son de seis tipos diferentes que iban variando según el tamaño de sus partes y de la parecla donde estaban construidas. Constaban de planta baja y primer piso con patio posterior. Algunas tenían un pequeño jardín de entrada. Las más importantes estaban situadas en los puntos más elevados del terreno, destacando sobre las demás.
Güell pretendía que se viviese el trabajo como una gran familia en la que él era el gran patriarca que se preocupaba por el bienestar y los problemas de sus obreros. La Colonia constituía un auténtico microcosmos social más o menos cerrado en sí mismo, con una vida social y económica totalmente tutelada por la empresa, con la iglesia de su parte.
Todo se realizó siguiendo las enseñanzas sociales del papa León XIII, que en su encíclica Rerum Novarum (Acerca de las nuevas cosas) publicada en 1891, denunciaba la situación de opresión y extrema pobreza de los obreros de las fábricas por parte de “un puñado de gente muy rica” y abogaba por que tuvieran salarios justos y derecho a sindicarse (siempre que los sindicatos estuvieran alejados del Socialismo, ideología de la que abominaba). Esto debía hacerse respetando la diferencia de clases y las desigualdades sociales, a las que el papa consideraba un rasgo característico del ser humano, y también sin necesidad de que se estableciese un Estado democrático que pudiera acabar con ellas o suavizarlas.
Se sabe que practicamente el 50% de los llegados a la Colònia provenían de comarcas rurales pobres, sin apenas contacto con el efervescente sindicalismo de las ciudades. El resto de familias tenían las mas diversas procedencias, desde gente de los alrededores, a habitantes del Barcelonés y también emigrantes de otros puntos de la península.
El control de Güell, ejercido a través del cura, el maestro de escuela y el director de la fábrica, abarcaba todos los ámbitos de socialización de una persona: religión, educación, trabajo, ocio y familia. Se contrataba a familias enteras, ofreciéndoles una vivienda, cuyas características, tamaño y ubicación variaba según el oficio del cabeza de familia.
Debido a el aislamiento de la Colonia, era necesario que tuviera un conjunto de servicios básicos para sus habitantes. Con esto se evitaba el absentismo, ya que los trabajadores no tenían que desplazarse a otro pueblo para nada y también aumentaban los beneficios del patrón, ya que todos los negocios se abrían en edificios de su propiedad, por lo que los gastos cotidianos de los obreros acababan engrosando su bolsillo. Incluso si alguien podía ahorrar algo de su sueldo, lo ingresaba en la sucursal bancaria de la Colonia, formándose un perfecto círculo autárquico. A cambio de todas estas supuestas ventajas, los trabajadores obtenían un sueldo a fin de mes y podían vivir en una vivienda digna.
La empresa propietaria mantenía la armonía en el lugar a través de diferentes instituciones y actividades que cohesionaban a sus habitantes y los entretenían en su tiempo libre. Todo esto lo vendían como una forma de patrocinio empresarial, propia del paternalismo social. Había cooperativa, mutua, un colegio, una residencia para chicas, un casino o ateneo con una cantina y un gran salón para hacer baile, teatro o cine. Además se alentaba la creación de corales, grupos sardanistas, equipos deportivos, grupos teatrales y actividades pastorales.
La escuela, junto con la vivienda y la tienda, era el servicio más preciado de las colonias, tanto para los trabajadores que veían una oportunidad para educar a sus hijos, como para la empresa propietaria, que encargaba a los maestros la educación de sus futuros trabajadores. La escuela de la Colonia, al igual que las del resto de pueblos y ciudades, segregaba a niños y niñas, que aprendían materias comunes pero también específicas: los niños matemáticas, y las niñas labores y costura.
Pero, a pesar de la existencia de una escuela, se sabe que en el año 1901, cerca del 66% de los nilos entre seis y catorce años eran analfabetos y en 1924, el 11% continuaban siéndolo.
La iglesia, al servicio exclusivo del patrón, era el centro socializador por excelencia de la Colonia. Desde ella se ponía en práctica un programa de evangelización de los trabajadores en aras de conseguir la obediencia y fidelidad que se le negaba al empresario en la ciudad.
Al ser uno de los espacios centrales de la vida cotidiana, se eligió para ella un punto bien visible del recinto, en una pequeña colina situada en uno de sus extremos, rodeada de pinares, aunque al estar inconclusa, acualmente no es el punto de referencia visual que debería ser. El domingo era obligada la asistencia a la misa de la mañana para ser bien visto socialmente, antes de bailar sardanas o tomar un aperitivo en el ateneo.
EDIFICIOS MÁS IMPORTANTES
LA FÁBRICA
No se concoe el nombr de su arquiteecto. Está situada a la izquierda de la entrada del recinto y ocupa unas seis hectáreas de terreno. Tenía el ciclo textil completo de la confección de pana y terciopelo. Se componía de varios edificios, cada uno destinado a un paso concreto del proceso productivo. El primero en terminarse fue el que albergaba la máquina de vapor de la hilatura, en el año 1891, ya que, a pesar de estar al lado del río Llobregat, nunca se aprovecho de la energía hidráulica, funcionado primero con vapor y después con electricidad. Seguidamente se construyeron el resto de edificios destinados a tintes, secadores, telares, carpintería, taller mecánico, etc.. todos comunicados por una red de railes y vagonetas por la que se transportaban los materiales. El algodón procedía mayoritariamente de Nueva Orleans y el carbón se importaba del País de Gales.
El edificio principal sigue el modelo arquitectónico de Manchester, distribuido en alturas, con planta baja y cuatro pisos que albergaban cada uno un proceso diferente de hilaturas. El del tinte, aunque más pequeño, seguía el mismo esquema de superposición de pisos. En ambos la última planta se destinaba al almacenaje de la materia prima.
La fábrica textil se dividía en tres secciones (hilatura, tejido y acabados) alrededor de las cuales se distribuían la mayoría de oficios. Además había talleres mecánicos, carpintería, personal de mantenimiento y de administración.
Cuando a una familia se le otorgaba una vivienda en la Colonia, se comprometía a que todos sus miembros trabajaran en la fábrica. La edad legal de incorporación al trabajo a principios de siglo XX era a los catorce años, pero se sabe que muchos niños ya estaban trabajando a artir de los siete años. De hecho, Alsina era partidario de ello y en una conferencia sobre explotación infantil expuso: “…ni antes, ni ahora se nos ha ocurrido, ni mientras conservemos sano el juicio podremos imaginarlo nunca, el obligar a toda la juventud obrera a ir a la escuela, sin haber descubierto antes algún medio práctico y equitativo de prever el sostenimiento de muchísimas familias proletarias a quienes circunstancias excepcionales pusieron en el caso de no poder prescindir de los recursos que les proporcionan el actual trabajo de sus hijos menores.”
Los chicos se incorporaban como aprendices de algún oficio. Las chicas empezaban como ayudantes en la hilatura o preparación del tisaje y sobre los dieciocho años ya eran hiladoras, mecheras o tejedoras, punto máximo al que podían llegar en su promoción laboral.
Las condiciones laborales eran muy duras. La fábrica funcionaba las 24 horas del día, en dos turnos de trabajo. El turno de día trabajaba unas 66 horas semanales, lunes a viernes de 5:00h. a 19:00h., con tras paradas para almorzar, comer y merendar y los sábados de 5:00h a 15:00h. El turno de noche trabajaba unas 48 horas a la semana, lunes a viernes de 19:00h a 5:00h., con un descanso de una hora y los sábados de 16:00h. a 19:00h. En 1920 se consiguió reducir la jornada a unas 54h. de media.
CA L’ESPINAL
Era la casa destinada a vivienda del director de la fábrica. Fue un proyecto firmado por Joan Rubió y acabado el año 1900 (según una inscripción en los forjados de la entrada). Se trata de un edificio historicista de paredes hechas de aglomerados de piedra adornados con franjas horizontales de ladrillos. Domina toda la construcción un mirador circular en la esquina con forma de torre de inspiración gótica, en los que se ha querido ver la influencia de Gaudí.
Hay un equilibrio muy logrado entre las franjas de ladrillo que recorren la fachada, las formas romboidales de las celosias caladas de las ventanas y la cenefa que remata la fachada.
CA L’ORDAL
Es un proyecto de Joan Rubió ejecutado en 1894. Está fomado por tres viviendas unifamiliares donde se instalaron las familias Ordal, Curañas y Gaudó, labradores encargados de trabajar las tierras del amo como arrendatarios. Aprovechando el desnivel del terreno, tiene una planta sótano que en una de las partes se abre a un pequeño jardín.
Es un edificio historicista, aislado, que tiene foma de masia catalana, reinterpretada en estilo modernista. Está hecho de aglomerado de piedra y decorado con ladrillos alrededor de las ventanas. Destacan sus originales chimeneas cilíndricas hechas con filigranas de ladrillo.
CASA DEL MESTRE Y ESCUELA
Se construyeron entre 1912 y 1917, Primero Francesc Berenguer i Mestre consruyó la Casa del Mestre entre 1912 y 1913 y asu muerte, Francesc Berenguer i Bellvehí edificó la escuela. Los dos edificios están unidos por un puente construído sobre arcos hiperbólicos, influencia de Gaudí.
La estética y situación aislada de la Casa del Mestre en una elevación del terreno le da cierto aspecto de castillo de cuento. Está totalmente recubierta de losetas de piedra con decoraciones de ladrillo en las ventanas, cornisas y en los límites de las plantas. El tejado es de teja cerámica esmaltada en verde y negro. Tiene un torreón en una esquina rematado con una cubierta cónica de cerámica que le da un aire historicista medieval.
La escuela fue el último edificio construído en la Colonia, a excepción de la iglesia. Tiene las mismas características que la Casa del Mestre, con fachada de losetas y decoraciones de ladrillos, aunque es un poco más pequeña y con un aspecto más cúbico y racional.
CENTRE CULTURAL SANT LLUÍS
Es un proyecto de Francesc Berenguer i Bellvehí, construído entre 1916-1917 al mismo tiempo que la escuela. Fue escuela de niñas y sede del Patronat Obrer de la Sagrada Família, dirigido por el cura, donde se realizaban actividades para los niños de la Colonia. Es un edificio de una sola planta marcadamente horizontal, con paredes blancas y pilastras de ladrillo que marcan el ritmo compositivo de la fachada. La forma de las ventanas recuerda vagamente a los arcos ojívales.
COOPERATIVA DE CONSUM
Es obra de Francesc Berenguer i Mestres y de Joan Rubió i Bellver ejecutado en el año 1900. La cooperativa fue fundada y gestionada por los mismos trabajadores de la Colonia. Sus socios trabajaban voluntariamente en ella. Era un punto de reunión de todos los vecinos, que acudían allí a comprar. Tenía sala de juntas, café y biblioteca. Destaca su decoración de ladrillo de cara vista. Los balcones se aguantan con unas estructuras que recuerdan a las barbacanas de las edificaciones medievales.
CASA PARROQUIAL
Fue diseñada por Francesc Berenguer i Bellvehí en 1914. Como otros edificios de la Colonia, combina muros de aglomerado de piedra con molduras de ladrillos. Es una construcción muy sencilla rodeada de jardín con elementos historicistas como la puerta principal, con un arco de medio punto de inspiración medieval, o el remate de la fachada con una galería de ventanas a modo de mirador y un rafe de ladrillos, al modo renacenista.
CRIPTA DE LA COLÒNIA GÜELL
Es el edificio más famoso de la Colònia. Se colocó la primera piedra el 8 de octubre de 1908, después de diez años de estudios. Para el cálculo de su estructura, Gaudí diseñó una original maqueta (conocida como maqueta funicular o polifunicular) formada por un sistema de cordeles y cadenas de los que pendían saquitos rellenos de perdigones, que en función de su peso (equivalente al que habría que soportar el arco una vez construido), combaban el cordel y definían la forma de dicho arco.
Esta maqueta creaba la forma invertida de la estructura real del templo. Una vez acabada, la fotografiaba del revés y dibujaba sobre las fotografías los exteriores e interiores del edificio. Fue la primera vez en la historia que alguien intentaba diseñar un edificio de esta manera.
Gaudí había proyectado un templo de planta oval con cinco naves, una central y dos a cada lado. Estaba dividido en dos niveles: la cripta y la iglesia principal encima. Una vez acabada hubiera sido similar a la Sagrada Família de Barcelona, con sus torres y un cimborrio central, aunque a una escala mucho menor. De hecho, siempre ha sido considera como un banco de pruebas de la misma en el que Gaudí experimentó soluciones arquitectónicas nuevas inspiradas en la geometría reglada (curvas generadas a partir de rectas), que tienen la ventaja de que son fáciles de construir.
En el año 1914 la familia Güell ordenó la paralización de la obra por considerarla demasiado cara. Ya sin Gaudí, se acondicionó la cripta para convertirla en iglesia. Se construyó un pequeño campanario imitando la estética de lo que se había construido y se hizo un tejado donde hubiera ido la nave principal de la iglesia. La cripta fue consagrada en 1915 quedando inconclusa para siempre.
El edificio pertenece a la etapa naturalista de Gaudí, en la cual se inspiraba en las formas orgánicas de la naturaleza, creando obras complejas y muy personales, dotadas de gran barroquismo y absolutamente diferentes a cualquier arquitectura conocida. Fue su etapa más madura, en la que realizó sus edificios más conocidos, como el Park Güell, la Casa Milà, la Casa Batlló y la Sagrada Família.
La iglesia, pegada a una colina, se diseñó para estar integrada en el paisaje que la rodeaba. Para ello Gaudí pensó en la superposición de materiales. La parte inferior (la única ejecutada), tiene una base hecha con piedra basáltica negra y ladrillos quemados, acabada con paredes de ladrillos de color pardo rojizo. Todo a consonacia con el color de la tierra donde está situada y los pinos que la envuelven. El resto del edificio debería estar hecho con tonos verdes, como las copas de los árboles y azules como el cielo. La cúspide de las torres tendría tonos blancos y dorados, imitando a las nubes y el sol. Todo esto se interpretaría como el camino del creyente desde la oscuridad (la piedra y la tierra) hasta la luz de Dios.
A la cripta se accede a través de un pórtico de once columnas torcidas en diferentes direcciones (imitando los troncos de los pinos) que soportan las primeras bóvedas de la historia de la arquitectura de paraboloide hiperbólico. La estructura se diseñó para soportar la escalera por la que se accedería a la iglesia superior.
Las columnas con formas helicoidales y los muros y bóvedas con paraboloides hiperbólicos son superficies creadas a partir de una parábola, con la concavidad hacia abajo, que se desliza a lo largo de otra concavidad hacia arriba, un tipo de estructura que se puede construir con líneas rectas, que van formando las concavidades al ir variando su ángulo de inclinación.
El pórtico está decorado con ladrillos y cerámicas de colores. En las bóvedas hay cruces de San Andrés de cerámica azul (en forma de gran X) y en la clave hay un crismón de la Santísima Trinidad con la letra P (Pater) de color amarillo, símbolo de la luz; la F (Filius) roja, símbolo del martirio y la S (Spiritus) de color naranja, unidas por una especie de sierra, en referencia al oficio de carpintero de Jesús y José.
En la parte superior de la puerta de entrada hay una pieza de cerámica polícroma con las cuatro virtudes cardinales y sus símbolos (la Fortaleza con una armadura y un casco, la Prudencia con una hucha, la Justicia con una balanza y la Templanza con un porrón de vino y un cuchillo con el que corta un pan).
Por lo que respecta a su aspecto exterior, los muros ondulados tienen forma paraboloide, como taludes de roca que se fusionan con la colina de la que emerge. En ellos se abren ventanas hiperboloidales rodeadas de cerámicas de colores. Incrustados en los muros aparecen las letras Alfa y Omega (que significan el principio y el fin) porque se cree que Eusebi Güell quería que la cripta fuera su lugar de enterramiento cuando muriera, cosa que al final no sucedió.
En el interior de la cripta, cuatro columnas monolíticas de basalto devastado imitando la roca natural, junto a otras nueve hechas de ladrillos, forman un semicírculo que delimita la parte donde estarían los fieles, separándola de las naves laterales. Las torcidas columnas soportan un techo abovedado hecho de ladrillos con nervios muy destacados.
Gaudí imaginó la iglesia con la forma de una montaña por fuera y un bosque por dentro. La montaña como lugar mítico y sagrado donde habitan los dioses y el bosque como refugio de los fieles. Por eso, cuando el visitante accede al interior , tiene la sensación de entrar en un lugar orgánico de formas vegetales y arbóreas. Este mismo concepto se repetiría a gran escala en la Sagrada Família.
Son destacables las coloridas vidrieras que cierran las ventanas. Tienen forma de flores y cruces de diferentes tamaños y cuando se abren imitan a una mariposa extendiendo las alas. Todas las vidrieras fueron ejecutadas con posterioridad a la salida de Gaudí del proyecto, basándose en sus bocetos e inspirándose en sus trabajos para la catedral de Palma. A finales de los años 60 el prestigioso maestro vidriero Pere Cànovas, restauró las vidrieras y las coloreó libremente mediante complicadas técnicas artesanales, con gran acierto por su parte.
Hay teorías que asocian a Gaudí con la desnudez interior de sus edificios, defendiendo que en la Cripta los ladrillos estan deliberadamente a la vista, al igual que la piedra tóscamente tallada. Desde ese punto de vista, el brutalismo y la falta de decoración y lujo (según la mentalidad de la época) se relaciona con la austera idea del trabajo que tenían Güell y Gaudí y del papel de la iglesia dentro de la Colonia como centro socializador. Un lugar donde no deberían haber adornos que entretuvieran a los feligreses.
Otros defienden que el pórtico de la iglesia fue la única parte acabada por Gaudí, y que los ladrillos de paredes y techos quedaron a la vista porque, después de la orden de los Güell de paralizar la obra, el interior se remató tal como estaba en aquel momento. Este argumento está justificado en que Gaudí siempre revestía los interiores de sus edificios (hay que señalar que las famosas buhardillas de la Casa Milà también están inacabadas y por lo tanto, no serían representativas de su obra), por lo tanto, nunca se sabrà con seguridad cual sería el aspecto interior de la Cripta, si Gaudí hubiera continuado en el proyecto hasta el final, aunque podría iaginarse con superfiies blancas enlucidas y bañadas por las luces de colores de las vidrieras, tal como está actualmente la Sagrada Família.
En el año 2005 la cripta pasó a formar parte del grupo “Obras de Antoni Gaudí“, inscrito como Patrimonio Mundial de la UNESCO en 1984. Según la web de este organismo:
“Estas obras atestiguan la excepcional contribución de las creaciones de Gaudí a la evolución de la arquitectura y las técnicas de construcción a finales del siglo XIX y principios del XX. Son la expresión de un estilo ecléctico y sumamente personal al que su autor dio rienda suelta no sólo en la arquitectura, sino también en la jardinería, la escultura y muchas otras artes decorativas. Los siete edificios son: Parque Güell, Palacio Güell, Casa Milá, Casa Vicens, la obra de Gaudí en la fachada de la Natividad y la cripta de la Sagrada Familia, la Casa Batlló y la cripta de la Colonia Güell”.
“La Cripta de la iglesia de la Colònia Güell es la única parte construída de un proyecto mayor. Subsecuentemente, se erigió un tejado temporal sobre ella que mantiene la integridad de lo construído por Gaudí, que actualmente se usa como iglesia de la Colònia Güell”.
“En la Cripta de la Colònia Güell, la estructura ha sido restaurada, preservando y consolidando la obra de Gaudí, sustituyendo la escalera y el deteriorado tejado provisonal. El nuevo tejado se ha diseñado con criterios modernos y no interfiere en la visiblidad de su entorno. Había otros problemas estructurales, ya que las columnas no estaban recibiendo el peso para el que originalmente fueron diseñadas. El trabajo de Gaudí en la Cripta ha sido correctamente restaurado sin perder su originalidad”.
WEB/BIBLIOGRAFÍA
www.portalgaudi.cat
www.patrimoni.gencat.cat
wikiarquitectura
www.espaisrecobrats.cat
La Vanguardia
Enciclopedia Catalana
UNESCO
Tarragó, S., “La Colònia Güell, un poble-fàbrica tèxtil, ruritzat i cristià”.
Padró Margó, Josep, “Reexaminar la Colònia Güell”.
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