El cartel político es un instrumento gráfico y visual eficaz para la transmisión de las ideologías. Ha sido definido como “un grito en la pared” que atrapa la atención y obliga a percibir un mensaje. Durante todo el siglo XX se ha utilizado como herramienta de propaganda política de cualquier régimen político, democrático o autoritario.

El cartel político propiamente dicho apareció durante la Primera Guerra Mundial, la Revolución Soviética y el surgimiento de los fascismos. Después de la Segunda Guerra, su uso decayó hasta que los estudiantes del Mayo Francés de 1968 lo recuperaron como medio de comunicación joven y estilísiticamente innovador.

Artísticamente, el pensamiento revolucionario del Mayo Francés se plasmó a través de grafitis y carteles que inundaron las calles de París, con mensajes que incitaban a la reflexión sobre el sistema y a la revuelta.

Los carteles fueron realizados de forma anónima y colectiva en diversos sitios. En el Taller Popular de la Escuela de Bellas Artes, en la Escuela de Artes Decorativas, en las distintas Facultades o en las agrupaciones de barrio, todas ocupadas por profesores, estudiantes y trabajadores. Sólo los talleres de la Escuela de Bellas Artes editaron alrededor de 500.000 carteles con unos 400 motivos diferentes, realizados con técnicas básicas de gráfica: serigrafía, litografía y estarcido. Se diseñaban e imprimían a toda prisa, recuperando el sentido urgente e inmediato de los carteles políticos de los grandes conflictos de la primera mitad del siglo XX.

mayo 1968 francia

Taller Popular. escuela de Bellas Artes.

En el diseño de los carteles los estudiantes estuvieron apoyados por muchos artistas entusiasmados con el espíritu del movimiento y convencidos de que el papel del arte en la sociedad debía ser comprometido, histórico y político. Todos ellos estaban en línea con los debates abiertos durante esos años sobre el alcance y la misión del arte, sobre cual debía ser su relación con la vida cotidiana y que capacidad tenía para cambiar la sociedad y construir un mundo mejor.

arte Francia contemporáneo

París. Carteles contra De Gaulle

La filosofía situacionista tendrá un importante papel ideológico en el desarrollo de las jornadas del Mayo Francés. En las consignas publicadas por los estudiantes estaban muy presentes los postulados de la Internacional Situacionista (IS), una organización de artistas e intelectuales revolucionarios creada en Italia en 1957 y entre cuyos principales objetivos estaba el de acabar con la sociedad de clases y el capitalismo.

Para los situacionistas el arte no era una actividad separada de la vida. Para ellos la vida debía “convertirse en arte” mediante la creación de situaciones, con las que el individuo se desligaría de la esclavitud del capitalismo y alcanzaría la libertad. Según palabras del mismo movimiento:

“Situación construida: momento de la vida construido concreta y deliberadamente para la organización colectiva de un ambiente unitario y de un juego de acontecimientos”.

(Publicado en el número 1 de Internationale Situationniste, 1 de junio de 1958)

Para la IS había que acabar con el arte tradicional e incorporar los valores artísticos a la vida cotidiana, dando lugar a un arte anónimo y colectivo. El arte tradicional había sido fagotizado por el sistema capitalista, los artistas trabajaban en función del mercado de arte, de las posibilidades de consumo y beneficios económicos. El viejo arte, la “alta cultura” se había separado totalmente de la sociedad y de la vida de las personas:

“…esos pintores que pintan para los pintores, esos novelistas que escriben para los novelistas sobre la imposibilidad de escribir novelas…”

(Sobre el empleo del tiempo libre, número 4 de Internationale Situationniste, junio de 1960)

Planteaban que la solución a esta situación sólo podía conseguirse a partir de la disolución del viejo arte y de la transformación del tiempo de ocio por verdadero tiempo libre, en una actividad de “creación”.

Muchas de las proclamas manifestadas durante aquellos días han pasado a la posteridad, como “Prohibido prohibir”, “Seamos realistas, pidamos lo imposible”, “No vamos a reivindicar nada, no vamos a pedir nada. Tomaremos, ocuparemos” o “Si no formas parte de la solución, formas parte del problema”. Las pintadas de estos slogans podríamos relacionarlas con el incipiente Arte Conceptual, que comenzó a despuntar por el 1966.

revolución arte fotografía grafitti

“¿Cómo pensar libremente a la sombra de una capilla?”

Los miles de carteles que empapelaron la ciudad de París contenían tanto consignas ideológicas como mensajes o informaciones clave para la revuelta, ya que, en opinión de los estudiantes, los medios de comunicación formaban parte del sistema capitalista opresor y estaban totalmente sometidos al control del Estado, por lo tanto no podían usarse para publicitarse. La necesidad de innovación, produjo la incorporación de las consignas como parte integrante del diseño del cartel. Tenían el impacto directo de la palabra y la imagen.