“La Edad Madura” de Camille Claudel, 1899-1903
La Edad Madura (L’Age mûr)
Camille Claudel, 1899 – 1903
Bronce en tres partes. 114 x 163 x 72 cm
Museo de Orsay, París
Camille Claudel fue una escultora que comenzó a trabajar como colaboradora y modelo en el taller de Auguste Rodin en 1884. Ambos trabajaron estrechamente, viajaron por Francia e Inglaterra y frecuentaron los ambientes culturales y artísticos de la época. Los dos mantuvieron una complicada relación sentimental llena de interrupciones y crisis que acabo en ruptura, ya que Rodin siempre había estado comprometido con otra mujer: Rose Beuret, con la que acabó casándose casí al final de su vida.
A partir de la ruptura entre los dos, Camille sufrió sucesivas crisis nerviosas, cada vez más agudas, sentía miedo constantemente, creía que la iban a envenenar y, ya al borde de la demencia, comenzó a destruir a martillazos gran parte de sus esculturas, por lo que su madre, que siempre se había opuesto a su dedicación al arte, la internó en un manicomio en 1913, donde permaneció hasta su muerte en 1943.
Según el hermano de Camille, el escritor y diplomático Paul Claudel, “La Edad Madura” tiene un fuerte contenido autobiográfico y en ella se representa a un hombre maduro, que sería el escultor Rodin, arrastrado por una mujer anciana, Rose Beuret, mientras una joven, que es la misma Camille Claudel, implorante, intenta detenerlo. Aunque, si no conociéramos la trágica historia de amor de Camille y Rodin, la escultura también podría interpretarse como el paso del hombre a la vejez, o edad madura, intentando sujetarse aún de la juventud, a la que implacablemente deja atrás.
El grupo nos transmite una sensación de agitación y de gran apasionamiento. Las tres figuras están inclinadas hacia adelante mostrando la inevitable e inminente ruptura. Las telas retorcidas que cubren los cuerpos desnudos de los dos personajes maduros dan movimiento y acentúan la sensación de rapidez de la marcha. La figura de la joven, llamada “La Implorante” por la misma Camille Claudel, está totalmente desnuda, su juventud se muestra sincera y rotunda, sin harapos que cubran su cuerpo hermoso, no tiene nada que esconder, va a perder lo que más le importa y su gesto es el de la desesperación.
El conjunto nos recuerda al estilo de los bronces de Rodin. Algunas teorías sostienen que eso se debe a la obsesión que Camille sentía por el escultor, que le llevaba a imitar su obra, otras, por el contrario, opinan que fue del revés, siendo la obra de Rodin la que se impregnó del estilo de Camille. Lo que es seguro es que la colaboración entre los dos escultores enriqueció la obra de ambos.