Renacimiento Italiano: Palacio Farnese de Roma
RENACIMIENTO ITALIANO
PALAZZO FARNESE
El Palacio Farnese de Roma, ocupado actualmente por la Embajada de Francia, es la síntesis del palacio romano renacentista, y ha sido muy imitado posteriormente.
Fue diseñado por Antonio da Sangallo el Joven (Florencia, 1484 – Terni, 1546), por encargo del cardenal Alessandro Farnese (Canino, 1468 – Roma, 1549), futuro papa Paulo III. La construcción empezó en el año 1514, pero fue interrumpida por el Sacco di Roma de 1527, retomándose en 1541, cuando Alessandro se convirtió en papa, con importantes modificaciones, hechas por el mismo Sangallo. El Palacio Farnese, actual Embajada de Francia, es la síntesis del palacio romano renacentista, y ha sido muy imitado posteriormente.
Los Farnese eran una poderosa e influyente familia que ostentó el Ducado de Parma entre 1545 y 1731. Fueron grandes mecenas de las artes. Entre sus miembros hay cardenales, papas y hasta reinas (Isabel de Farnesio, reina consorte de Felipe V). Alessandro adquirió unos terrenos en el centro de Roma y eligió a Sangallo como arquitecto porque en aquel momento gozaba de gran fama y prestigio profesional.
Sangallo ideó un edificio absolutamente clasicista, una fábrica imponente y magnífica, que demostrara el poder y la gloria de los Farnese. El resultado fue un cubo colosal que los romanos enseguida apodaron como el Dado Farnese. El cardenal, más que una vivienda acomodada, lo que deseaba era un palacio que dejara anonadada a toda la ciudad y solo el gran Antonio da Sangallo el Joven, profundo conocedor de los órdenes clásicos, era capaz de diseñar un edificio a la altura de sus aspiraciones, que aumentaron cuando en 1534 convirtió en papa, presionando a Sangallo para que el palacio fuera aún más espectacular y se convirtiera en la residencia digna de un Pontífice.
Las obras avanzaban muy lentamente, sobreviniendo la muerte de Sangallo en 1546, con la fachada inconclusa. Se cuenta que los más grandes artistas de Roma se pusieron a diseñar un remate de la misma y, de entre todos los proyectos, el Cardenal Farnese eligió el de Miguel Ángel (Caprese, 1475 – Roma, 1564), que remató la fachada con una enorme cornisa y abrió una gran ventana justo encima de la entrada principal. A la muerte de Paulo III en 1549, las obras volvieron a interrumpirse, no reanudándose hasta 1565. Con los años los arquitectos fueron sucediéndose, ocupándose ya del interior del palacio y de la fachada trasera. hasta su finalización en el año 1589.
Su fachada, de 56 metros de largo. se distribuye en tres niveles realizados de ladrillos que en algunas zonas se combinan de diferentes colores formando motivos decorativos. Las esquinas son de sillares de travertino. Su puerta principal situada en el centro de la misma está rodeada de almohadillado. Las ventanas cambian según la planta: las de la planta baja son adinteladas, las de la principal tienen frontones alternos triangulares y circulares, y los de la planta superior son todos triangulares. La cornisa que remata el edificio esta decorada con los lirios representativos de la Casa Farnese.
Estamos ante una de las grandes maravillas arquitectónicas de Roma, es el palacio del Cinquecento por excelencia. Es un edificio exento que ocupa teatralmente todo un lado entero de una plaza cuadrada, como un inmenso telón de la misma. Su fachada es de una gran simetría y regularidad, representando lo que los artistas de la época pensaban que debía ser el clasicismo. Con este tipo de obras llegaron a pensar que habían creado un lenguaje universal.